En un día como hoy, 12 de marzo pero de 1945, muere en el campo de concentración de Bergen-Belsen la joven Anna Frank
Fue una niña judía alemana mundialmente conocida gracias al ‘Diario de Ana Frank’, la edición en forma de libro de su diario íntimo, donde dejó constancia de los casi dos años y medio que pasó ocultándose, con su familia y cuatro personas más, de los nazis en la ciudad holandesa de Amsterdam durante la Segunda Guerra Mundial. Su familia fue capturada y llevada a distintos campos de concentración alemanes. El único sobreviviente de los ocho escondidos fue su padre, Otto. Ana fue enviada al campo de concentración de Auschwitz, el 2 de septiembre de 1944, y luego a Bergen-Belsen, donde murió de tifus pocos días antes de que éste fuera liberado. En 1947, apenas dos años después de terminada la guerra, Otto publicó el diario bajo el título ‘La casa de atrás’.
Había nacido en Frankfurt, Alemania, el 12 de junio de 1929.
Represemos un poco sobre la vida Ana Frank
1925 – 1933 La Vida en Alemania
Después de casarse, Otto y Edith Frank se establecen en Fráncfort del Meno. Los hijos no tardan en llegar: Margot en 1926 y Ana en 1929. Los primeros años son felices, pero, a causa de la crisis económica, el NSDAP de Hitler vaya ganando terreno. En 1933, Hitler asume el mando del gobierno alemán. Otto y Edith Frank están muy preocupados. No solo el hecho de ser judíos, la crisis económica también es causa de graves problemas.
Emigrando a Holanda
La familia Frank abandona Alemania. A Otto Frank se le presenta la oportunidad de fundar una empresa en Ámsterdam. Edith, Margot y Ana se reúnen con él en Holanda. Se instalan en una casa que da a la plaza Merwede. Los Frank vuelven a sentirse libres y a salvo. Las niñas van a la escuela, Otto trabaja con afán en su empresa y Edith se ocupa de la casa. Pero el 1 de septiembre de 1939, Alemania invade Polonia, esto marca el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
La Invasión Alemana
El 10 de mayo 1940 tropas alemanas invaden Holanda. Cinco días más tarde Los Países Bajos se rinden. Al estar Holanda ocupada, cambian muchas cosas para los Judios. Tanto en la vida privada como en la empresa de Otto, les imponen cada vez más restricciones. Otto intenta emigrar con su familia a los Estados Unidos, pero esa tentativa no prospera. Cada vez se hace más claro que la familia deberá ocultarse, por ello, se acondiciona el escondite en el edificio de la empresa de Otto.
El Escondite
Cuando a Margot le llega una citación para viajar a un campo de trabajo en Alemania, a Otto y a Edith les parece que la situación se ha vuelto demasiado peligrosa. Toda la familia se esconde en la Casa de Atrás. Además de la familia Frank, también se hallan ocultos allí otros cuatro judíos: Hermann y Auguste van Pels con su hijo Peter, y Fritz Pfeffer. Cuatro oficinistas de la empresa de Otto ayudan y protegen a los escondidos. Éstos temen cada día de ser descubiertos. Y la vida de ocho personas tan apretujadas no es nada fácil.
Escritos de Ana
En la casa de atrás Ana no hace únicamente apuntes en su diario. Además, escribe cuentos cortos y recopila hermosas frases de otros escritores en un cuaderno. Ana desea que después de la guerra su diario se publique en forma de novela, lo que la lleva a reescribirlo. Pero Anna no puede concluir su trabajo. Antes de que lo termine, es descubierta y arrestada junto con los demás escondidos.
El Arresto
El 4 de agosto de 1944 detienen a los escondidos. Alguien los ha delatado. Son deportados a Auschwitz previo paso por el campo de tránsito de Westerbork. Tan sólo Otto Frank sobrevive a los campos, todos los demás escondidos en la Casa de Atrás mueren en diversos campos de exterminio. Nunca logró esclarecerse quién fue el delator.
Su Padre Regresa
Tras la liberación de Auschwitz, Otto Frank regresa a Ámsterdam. Ya durante su viaje de regreso a Ámsterdam, Otto se entera de que Edith ha muerto. Una vez en Ámsterdam, se dirigie a la casa de Miep y Jan Gies. Tiene la esperanza de que Ana y Margot estén aún con vida, pero luego le llega la noticia de que tampoco ellas han sobrevivivo a la guerra. Miep, por ello, le entrega los papeles que componen el diario de Ana. Otto lee el diario de su hija. Está impresionado por los profundos pensamientos y los sentimientos que Anna ha descrito en el diario.
El Diario de Ana Frank
Ana quería que su diario se publicase después de la guerra. Al principio, Otto Frank tiene dudas de hacerlo; sin embargo, finalmente se cumple el deseo de Ana: el diario se publica el 25 de junio de 1947, con el título de «La Casa de Atrás». Éste se traduce a varios idiomas y es objeto de una obra de teatro y una película. En todo el mundo la gente se entera de la historia de Ana Frank y queda muy impresionada. Otto Frank contesta miles de cartas de personas que han leído el diario de su hija. Durante el resto de su vida, Otto se dedicará a luchar por los derechos humanos y por el respeto entre ellos.
Cuestionamiento al Diario
Desde su publicación se ha puesto empeño en desacreditar el diario, y desde mediados de 1970 David Irving (negacionista del Holocausto) ha sido constante al aseverar que el diario no sería auténtico. Según el también negacionista Robert Faurisson, el diario no fue realmente escrito por Ana Frank, ya que contiene páginas escritas con bolígrafo, inventado en 1938 y patentado en Argentina el 10 de junio de 1943, pero que no habría sido introducido en Alemania hasta un año después, fecha en la que Ana había sido ya trasladada al campo de concentración (2 de septiembre de 1944) y su Diario estaba terminado. De todos modos, los diversos estudios llevados a cabo en el diario han demostrado que las páginas que contienen anotaciones en bolígrafo son dos, añadidas en 1960 por una grafóloga que estudió el texto. En 2006, la Oficina federal alemana de asuntos penales (BKA), de Wiesbaden, que en 1980 había certificado la existencia de esas dos páginas escritas en bolígrafo, emitió un comunicado explicitando que «ese estudio de cuatro páginas de ningún modo puede ser utilizado para poner en duda la autenticidad del Diario.»
Las continuas declaraciones públicas hechas por quienes niegan el Holocausto llevaron a Teresien da Silva a comentar en 1999, en nombre de la Casa de Ana Frank, que “para muchos extremistas de derechas (Ana) demuestra ser un obstáculo. Su testimonio de la persecución de los judíos y su muerte en un campo de concentración están bloqueando el camino para la rehabilitación del nacionalsocialismo”.
Desde los años 50, la negación del Holocausto ha sido una infracción criminal en algunos países europeos, y se ha hecho uso de la ley para prevenir un aumento de la actividad neonazi. En 1959 Otto Frank tomó acciones legales en Lübeck contra Lothar Stielau, un profesor de colegio y antiguo miembro de las Juventudes Hitlerianas que publicó un documento estudiantil en el que describió el Diario como una falsificación. El tribunal examinó el diario y concluyó en 1960 que éste era auténtico. Stielau se retractó de su afirmación anterior, y Otto Frank, el padre de Ana, no llevó su demanda más lejos.
En 1958 un grupo de manifestantes desafió a Simon Wiesenthal durante una representación del Diario de Ana Frank en Viena asegurando que Ana Frank nunca existió, y le pidieron que probase su existencia encontrando al hombre que la había arrestado. Empezó a buscar a Karl Silberbauer y lo encontró en 1963. Cuando fue entrevistado, Silberbauer admitió en seguida su papel, e identificó a Ana Frank en una fotografía como una de las personas que fueron arrestadas. Proporcionó una versión completa de acontecimientos y recordó haber vaciado en el suelo una maleta llena de papeles. Su declaración corroboró la versión de los hechos que había sido presentada anteriormente por testigos como Otto Frank.
En 1976 Otto Frank emprendió acciones contra Heinz Roth, de Fráncfort, que publicó folletos que indicaban que el Diario era una falsificación. El juez decidió que si publicaba nuevas afirmaciones en esa línea sería condenado a pagar una multa de 500.000 marcos alemanes y se enfrentaría a una sentencia de seis meses de cárcel. Dos casos fueron desestimados por los tribunales alemanes en 1978 y 1979 amparándose en el derecho a la libertad de expresión, en vista de que la queja no había sido llevada a cabo por ninguna “parte perjudicada”. El tribunal declaró en cada caso que si se hacía una nueva petición desde una parte perjudicada, como Otto Frank, se podrían abrir diligencias por difamación.
La controversia llegó a su punto más alto en 1980 con el arresto y juicio de dos neonazis, Ernst Römer y Edgar Geiss, que fueron juzgados y encontrados culpables de la creación y distribución de impresos denunciando la falsedad del Diario, a lo que siguió una querella de Otto Frank. Durante la apelación, un equipo de historiadores examinó los documentos de acuerdo con Otto Frank, y determinaron su autenticidad.
Con la muerte de Otto Frank en 1980, el diario original, incluyendo cartas y hojas sueltas, fue dejado en herencia al Instituto para la Documentación de la Guerra de los Países Bajos, que llevó a cabo en 1986 un estudio forense del diario a través del Ministerio de Justicia de los Países Bajos. Tras cotejar la caligrafía con ejemplares de autoría probada determinaron que coincidían, y que el papel, pegamento y tinta empleados eran fáciles de adquirir durante el período en el que se afirmaba que el Diario había sido escrito. Su determinación final fue que el Diario era auténtico. El 23 de marzo de 1990 el Tribunal Regional de Hamburgo confirmó su autenticidad.
Elogios al Diario
En su introducción a la primera edición del Diario en los Estados Unidos, Eleanor Roosevelt, primera dama del país, lo describió como “uno de los más sabios y conmovedores comentarios que he leído sobre la guerra y su impacto en los seres humanos”. El escritor soviético Ilya Ehrenburg diría más tarde: “una voz que habla por la de seis millones; la voz no de un sabio o un poeta, sino la de una muchacha corriente”. A medida que ha crecido la talla de Ana Frank como escritora y humanista, se ha convertido en un símbolo del Holocausto y más ampliamente como una representante de la persecución. Hillary Rodham Clinton, en su discurso de acogida de un Premio Humanitario Elie Wiesel en 1994, citó el Diario de Ana Frank y dijo que “nos despierta frente a la locura de la indiferencia y el terrible precio que supone para nuestros jóvenes”, que relacionó con los recientes acontecimientos ocurridos en Sarajevo, Somalia y Ruanda. Tras recibir el premio humanitario de la Fundación Ana Frank en 1994, Nelson Mandela se dirigió a una multitud en Johannesburgo, diciendo que había leído el diario de Ana Frank mientras estaba en prisión y que “obtuvo un gran aliento de él”. Comparó la lucha de Ana contra el nazismo con la suya propia contra el apartheid, trazando una línea paralela entre las dos filosofías con el comentario “porque estas creencias son evidentemente falsas, y porque fueron, y siempre serán, desafiadas por los semejantes a Ana Frank, están destinadas al fracaso”.
Y Ana nos dejó escrito:
«Nunca creeré que los poderosos, los políticos y los capitalistas sean los únicos responsables de la guerra. No, el hombre común y corriente, también se alegra de hacerla. Si así no fuera, hace tiempo que los pueblos se habrían rebelado.»
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