Alice Stewart, nacida en Inglaterra en el año 1906, estudió medicina especializándose en epidemióloga y en particular sobre los efectos de la radiación.
A raíz de sus estudios, en el año 1952 descubrió por medio de la comparación estadística que las mujeres embarazadas sometidas a rayos X, presentaban altos porcentajes que sus hijos nacieran muertos o con graves enfermedades con motivo de la exposición a esa radiación.
En esos años la panacea de la tecnología y de su aplicación en la medicina era el uso de los rayos X. Descubrió que ese avance en la ciencia afectaba gravemente a la salud y por ello decidió que iba a dar a conocer y dar a conocer de todas las formas posibles de lo que estaba convencida.
Efectivamente durante años hizo campañas de concientización pública, trató de convencer a gobiernos, otros científicos y sociedades de médicas del mundo de los peligros para las mujeres.
Su acción fue reconocida más de 15 años después. Es difícil imaginar los días de desaliento y frustración, de soledad e impotencia al ver que ella tenía razón y nadie lo aceptaba. Qué fácil habría sido abandonar su postura. Sin embargo ella fue constante y consecuente a la decisión que había tomado.
Hoy en día cuando entro en una sala de rayos X y veo carteles que advierten a las mujeres embarazadas de los riesgos a su exposición, no puedo dejar de pensar en Alice Stewart e imaginar la cantidad de vidas que salvó por su decisión.
Referencia:
Diario Clarin
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