Felipe Pigna relata en unos de sus últimos libros que “Eva Perón supo despertar un fanatismo desenfrenado entre los humildes, que llegaba en ocasiones a la devoción más profunda. Ella era intempestiva, pasional, luchadora, y los odios que generó fueron de igual intensidad. No sólo de las clases dominantes, de los vituperados “oligarcas”. También de amplios sectores medios e incluso de intelectuales de izquierda y progresistas. “Viva el cáncer”, llegó a leerse en algunos muros de la ciudad porteña. Evita era una revolucionaria, Perón no. Sin ella el peronismo hubiera sido un partido más de orden, de centro” Afirma el historiador.
Nacida en Los Toldos, en el noroeste bonaerense, un 7 de mayo de 1919, Eva María Ibarguren, fue hija ilegítima del estanciero y conservador Juan Duarte y de la puestera Juana Ibarguren. Esa misma circunstancia le dio un primer motivo de lucha. Luego de la muerte de su padre, la familia se quedó sin sustento. Más tarde, se trasladaría a Junín, cuando Eva tenía ya 11 años, donde pronto descubriría su vocación de actriz.
Con 15 años, finalmente, llegó a la capital, para triunfar en la actuación. Era 1935, plena década infame y ola creciente de migrantes internos hacia Buenos Aires. Eva logró intervenir, aunque de forma secundaria, en importantes obras teatrales, siendo destacada por la prensa en algunas oportunidades. Películas, radioteatros, hasta tapas de revista, le permitieron crecer rápidamente en la dirección soñada. Por fin, también consiguió tener un buen pasar, lo que no le impidió iniciar su militancia social, participando de la creación del primer sindicato de trabajadores de radio.
Al poco tiempo, Eva conoció a Perón. Tenía 24 años y él, ya teniente general y hombre fundamental de la Revolución de 1943, casi 50. Vivían juntos cuando sucedió el 17 de octubre y de inmediato se casaron. Eva lo acompañó, logrando rápidamente un protagonismo central en la vida política argentina.
Dejando Una Huella
Felipe Pigna explica que "de las tres ramas del peronismo, Eva llevaba el control de dos: el partido femenino y el sindicato", por lo que el peronismo "no hubiera sido lo mismo sin ella".
Además, Eva promovió y trabajó en la Fundación de ayuda a los pobres, la cual "vino a sustituir el concepto de beneficiencia por el de justicia social, lo que despertó gran recelo en la Iglesia y en las damas de la alta sociedad".
Eva "consiguió lo nunca visto hasta entonces, el empoderamiento de las clases populares". Por todo ello, su figura no dejó indiferente a nadie: "La derecha ultraconservadora no la aguantaba y la atacaba por haber sido actriz y lo que ellos llamaban 'una mujer de la vida' y para la izquierda fue una gran desgracia porque se comía su terreno".
Su Amistad con Moises Lebehnson
En el libro que escribió José Bielicki sobre la vida y obra de Moisés Lebensohn, se puede rescatar la “curiosa y casi novelesca amistad que este hombre excepcional mantuvo con Eva Perón, tras haberse conocido en Junín, cuando ella era actriz y él la ayudaba con algunos comentarios favorables en el diario Democracia.
Más allá de sus diferencias ideológicas ambos mantuvieron una gran amistad al punto que “Se los podía ver charlando en la confitería Politeama, de la calle Corrientes. Donde él la llamaba "Negrita" y ella, "Rusito". Ambos compartían su lucha por los desposeídos y la justicia social. Cuestiones que Moises Lebehnson por su cultura y preocupación constante por estar actualizado con las circunstancias de la época ya había percibido que estos serian los grandes temas del siglo veinte.
Su Muerte
Evita falleció por un cáncer de cuello uterino, el 26 de julio de 1952. Con tan sólo 33 años, se había convertido en la mujer más influyente del país. Ella había despertado mucho amor y veneración entre el pueblo: "Sólo hay que ver las imágenes de su entierro", dice Felipe Pigna, para ver que "el general Perón era muy querido y respetado por los argentinos, pero a quien amaban de verdad era a Evita". Su cuerpo, fue llorado durante días por una multitud, también fue robado, ultrajado y ocultado, durante casi dos décadas.
¿Por qué esta joven mujer se había ganado el odio de un importante sector de la sociedad? Hace unos años, Eduardo Galeano ensayó una respuesta: “La odiaban los biencomidos: por pobre, por mujer, por insolente. Ella los desafiaba hablando y los ofendía viviendo. Nacida para sirvienta (...) Evita se había salido de su lugar”.
Aprovecho a recomendarte esta nota sobre Moisés Lebensohn, Un Ejemplo de Pensamiento y Acción, hace click abajo:
Felipe Pigna "Evita, realidad y mito"
Felipe Pigna "Evita jirones de mi vida"
José Bielicki "Moisés Lebensohn, El hombre que pudo a ver cambiado la historia"
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